CONTIGO

Espíritu que no hallas tu camino,
que hender quieres el cielo cristalino
y no sabes qué rumbo
has de seguir, y vas de tumbo en tumbo,
llevado por la fuerza del destino:

¡detente! Pliega el ala voladora:
¡buscas la luz y en ti llevas la aurora;
recorres un abismo y otro abismo
para encontrar al Dios que te enamora,
y a ese Dios tu lo llevas en tí mismo!

¡Y el agitado corazón, latiendo,
en cada golpe te lo está diciendo,
y un misterioso instinto
de tu alma en el obscuro laberinto,
te lo va noche a noche repitiendo!

... ¡Mas tú sigues buscando lo que tienes!
¡Dios, en ti, de tus ansias es testigo;
y, mientras pesaroso vas y vienes,
como el duende del cuento, El va contigo.
(Amado Nervo)

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